Dulce, salado y amargo: cómo se desarrollan las papilas gustativas de los niños con el tiempo

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Las papilas gustativas de los niños pueden ser muy variadas y tener etapas de desarrollo que se vuelven más complejas con el tiempo.

¿Has oído alguna vez la expresión “paladar infantil”? Se refiere a la ocasión en la que un adulto rechaza un tipo de alimento y, a cambio, elige otros que no son ricos en nutrientes.

Aunque esta expresión asocia a los niños con un sentido del gusto menos diverso, el proceso de desarrollo del sentido del gusto en un niño es complejo y muy interesante.

Por tanto, si convives con niños que siempre buscan frituras, dulces y galletas como trakinas, descubre cómo se produce este desarrollo y aprende cómo ayudarlos a diversificar su dieta y probar una mayor variedad de alimentos.

vida intrauterina

Cuando el feto aún está en el útero se forman las papilas gustativas, que son pequeñas proyecciones en la lengua, que contienen papilas gustativas y se encargan de ayudar a cada persona a saborear los alimentos y evitar intoxicaciones.

Estas papilas comienzan a formarse en la vida intrauterina del feto alrededor de la séptima u octava semana de gestación. Así, es posible decir que los fetos pueden reconocer sabores cuando se encuentran en el líquido amniótico.

Primeros meses de vida

Después del nacimiento, la leche materna se convierte en el alimento más expuesto al gusto del recién nacido. Es la experiencia con esta leche la que moldea las preferencias del bebé por los sabores dulces, amargos y salados.

La alimentación de la madre durante la lactancia, especialmente en el primer año de vida del niño, también proporciona al bebé una experiencia gustativa con diferentes sabores.

Lo más común es que, en los primeros meses, el bebé tenga preferencia por sabores dulces (como la leche materna). Alrededor de los cuatro meses comienza a gustarle la comida salada y, sólo más tarde, empieza a descubrir sabores amargos.

Primeros años

Con el tiempo, los niños muestran preferencias por algunos alimentos y rechazo por otros. Para ayudarles a descubrir y sentir curiosidad por nuevos alimentos, es fundamental exponer a los niños a ellos. Como norma, es necesario presentar el nuevo alimento o alimento hasta 15 veces hasta que el niño lo acepte y disfrute.

Lo mejor es ir exponiendo las papilas gustativas de tu hijo poco a poco e introducirle nuevos sabores poco a poco. Cuando notes que tu hijo rechaza un alimento cada vez que se lo presentas, es buena idea darle un respiro y respetar su elección y buscar otras opciones que ofrezcan nutrientes similares y al mismo tiempo le aporten beneficios beneficiosos (y no traumáticos). ) experiencias.

El gusto se desarrolla a lo largo de la vida, incluida la edad adulta, y sufre cambios. Mientras que a los niños les suelen gustar los sabores ácidos y son más sensibles a los sabores amargos, en los adultos ocurre exactamente lo contrario. En otras palabras: las preferencias por algunos sabores pueden cambiar significativamente a lo largo de la vida.

Por lo tanto, estimule las papilas gustativas de su hijo exponiéndolo a diferentes alimentos e introdúzcale gradualmente nuevos sabores. Recuerda que en ocasiones necesitarás introducir el nuevo alimento unas 10 o 15 veces para que tu hijo lo acepte y lo disfrute. Vale la pena hablar con el niño y acercarle nuevas formas de consumir un alimento (como cocinar arroz con la misma agua que usaste para cocinar remolacha o zanahoria, por ejemplo, que aún así lo hace colorido y divertido).

Consejos para atraer a los niños

El gusto es un sentido complejo y está influenciado por varios factores, como el olor, la apariencia y la textura de los alimentos. Por eso, presta atención a la comida que se ofrece a los niños, ofrece platos coloridos y juega con dibujos con algunos ingredientes.

Esto ayuda a que las comidas sean más divertidas y hace que la experiencia sea más atractiva para que el niño pruebe nuevos sabores y adquiera el hábito de comer frutas y verduras con regularidad.


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