Parque de la Luz

En Brasil, hasta la primera mitad del siglo XIX, los entierros católicos se realizaban dentro de las iglesias, detrás de las paredes, bajo los pisos o en sus alrededores. Con la aparición de los discursos higienistas, estas prácticas pasaron a ser consideradas inapropiadas. Se eligieron entonces algunos lugares para acoger los llamados “cementerios extramuros”, fuera de las iglesias, generalmente gestionados por las autoridades públicas. En el antiguo Desterro, actual Florianópolis, se inauguró el Cementerio Público en 1841, en la región de la actual cabecera insular del Puente Hercílio Luz. A finales del siglo XIX surgieron nuevas ideas de higiene. Los espacios urbanos se someten a “limpieza”, para higienizar o invisibilizar lo que se consideraba “feo” o “sucio”. Los cambios, que en Brasil comenzaron en los grandes centros urbanos, pronto llegaron a Florianópolis, a través de iniciativas como la canalización del Rio da Bulha y la construcción de la “Avenida do Saneamento”, actual Avenida Hercílio Luz. En ese contexto, el cementerio a la entrada de la ciudad resultaba incómodo. El espectáculo, considerado desagradable por los visitantes, y el hedor esparcido por los vientos del noreste y suroeste fueron los principales argumentos para defender el traslado de los muertos a otro lugar. Con la construcción del Puente Hercílio Luz, el cementerio dificultaría la apertura de sus vías de acceso y aumentaría la “mala impresión” en la entrada a la ciudad. Como resultado, el cementerio fue trasladado entre 1923 y 1926. La mayoría de los cuerpos fueron trasladados al Cementerio de Itacorubi. Hay documentación pública que indica que no se retiraron todos los restos del sitio, que hoy alberga el Parque da Luz, un “área verde” en el centro de la ciudad. Dirección: Alameda Adolfo Konder, s/n. - Cerca de la cabecera insular de la Puente Hercílio Luz.