Equilibrio de la bruja del cuento – Franklin Cascaes

“Me contó la siguiente historia que sucedió en la Isla de Santa Catarina - Isla de los trescientos molinos para fabricar harina de mandioca - Sr. José Silveira residente en Canto da Laguna de la Concepción: que sus antepasados ​​despejaron el Morro da Lagoa para sembrar yuca y mijo. Ocurrió -continuó el narrador- que a la orilla del campo derribaron un árbol de taco grande y bien drenado, que estaba tirado al pie de un árbol grande que tenía una liana enredada y que desde lo alto del las ramas bajan un gran pecho en forma de balanza. Cuando empezaron a sembrar, olieron a humo de queroseno, que salía por el hueco del tanque, y también porque allí hacían la comida, notaron que las macetas estaban sucias en la mañana y las herramientas tiradas al suelo, como si alguien dentro de la noche apareció allí solo para hacer travesuras. Desconfiados de la situación, comenzaron a vigilar el lugar y encontraron que en la noche, las ramas del árbol que tenía el columpio, eran tomadas por luces de varias formas y tamaños y que se movían en diferentes direcciones. Animados por una curandera muy sabia y poderosa de estas cosas de otros mundos, subieron el cerro protegidos con bentinhos, breves, figas, mostaza, ruda, mota de las tres mareas, agua bendita, vela sagrada, hojas de guinea, que son verdaderas armas contra el poder diabólico de estos duendes del infierno. Lo que encontraron y vieron fue horrible para los ojos humanos. Los árboles tenían en su base las formas de los pies de varios animales, las lámparas bailaban metamorfoseadas en forma humana; en la boca del leñador abatido había un animal en forma de murciélago; en la copa del árbol descansaba el yugo de la carreta de bueyes junto a una lámpara; un poco más abajo, un búho con cara de rueda de buey adornado con un par de anteojeras; y en el centro de todo, de toda fantasmagogénesis, se columpiaba en la parra una bruja vestida de cabeza de buey con patas traseras y manos delanteras, también de buey, y siendo la cabeza una rueda de carreta tirada por bueyes. Todas las piedras que habitaban allí se metamorfosearon en actitud de exorcismo. El búho que aparece metamorfoseado en medio del árbol se destaca como observador cultural, de este tipo de cultura que los Pueblos antiguos llevan en su bagaje tradicional..." franklin cascadas.


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