Franklin Joaquim Cascaes nació el 16 de octubre de 1908, en la playa de Itaguaçu. Hijo de Joaquim Serafim Cascaes y Maria Catarina Cascaes, Franklin era de ascendencia azoriana; sus abuelos paternos incluso desarrollaron actividades propias de esta cultura, como trabajar en el campo, pescar, producir harina y azúcar en los ingenios y criar ganado.
En la década de 1930, Franklin Cascaes comenzó a asistir al Liceu Industrial de Florianópolis en el turno de noche, donde trabajaba como ayudante de maestro y capataz en el taller de modelado. Unos años más tarde, fue invitado a dictar clases de dibujo en la misma institución, lo que marcó el inicio de su carrera como profesor. Esta carrera, de hecho, duró casi treinta años.
Hacia 1946, Franklin comenzó a cumplir un viejo deseo: viajar por la isla de Santa Catarina en busca de vestigios de la cultura azoriana. Rellenó cientos de cuadernos con historias, oraciones, hábitos y costumbres tradicionales, siempre tratando de respetar la forma de hablar del isleño. Posteriormente, se dedicó a la elaboración de piezas de arte que retrataban historias y personajes fantásticos, como las famosas brujas.
Tal esfuerzo, sin embargo, no fue visto con buenos ojos por todos. Para gran parte del mundo académico, por ejemplo, Franklin Cascaes carecía de rigor científico, lo que parecía invalidar todo su trabajo. Fue también por la falta de rigor científico que Franklin no fue invitado a participar del Primer Congreso de Historia de Santa Catarina, en 1948, cuyo tema era el bicentenario de la colonización de las Azores.
Su obra sólo fue reconocida alrededor de la década de 1970, luego de que su tutela fuera legalizada por el Museo Universitario. Dos de los principales factores que contribuyeron a este reconocimiento fueron la valorización de los estudios antropológicos dentro de las ciencias humanas y una repentina preocupación por la cultura local, debido al proceso de urbanización de Florianópolis.
Franklin Cascaes falleció el 15 de marzo de 1983, dejando toda su producción al Museo Universitario. Hoy, esta colección lleva el nombre de la esposa de Franklin, Elizabeth Pavan Cascaes, y cuenta con una vasta biblioteca, producciones audiovisuales, obras de arte, textos manuscritos o mecanografiados, correspondencia, ejemplares de periódicos, entre otros.
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