cartas de santa catarina

Inspirado en la Academia Francesa de Letras, que data del siglo XVII, Machado de Assis idealizó y fundó, en 1897, la Academia Brasileña de Letras. Luego vinieron las Academias de Letras de los Estados Miembros de la Federación, siendo Santa Catarina fundada en 1924. Más recientemente, especialmente en los últimos 20 años, comenzaron a despuntar las Academias de Letras de los Municipios y otras de ámbito nacional o estadual. en el campo literario. Prácticamente todas ellas tienen como principal compromiso “cuidar” la lengua portuguesa, sin embargo, esta no ha sido la única tarea realizada por estas instituciones privadas. Las Casas de Letras han demostrado una extraordinaria importancia para la puesta en valor de la cultura y la educación, tan vilipendiadas o simplemente olvidadas por los gobiernos. En su discurso inaugural en la Academia Brasileña de Letras, Marco Lucchesi acuñó una frase que ha sido destacada con entusiasmo en elocuentes discursos, pero que no ha sido tomada en serio. "Que nadie se engañe: la cultura es el último baluarte de la democracia”., dijo el distinguido inmortal. La también académica Ana María Machado, en una reciente entrevista, destacó con orgullo: “Nuestro mayor compromiso es cuidar la lengua portuguesa”. Conceição Evaristo, escritora de Minas Gerais, radicada en Río de Janeiro, que disputó la elección para una de las cátedras de la Academia Brasileña de Letras con Cacá Diegues, fue crítica al preguntar: “¿Quién es un escritor? ¿Quién escribe o quién publica?”. Algunos han ido más allá: “¿Quién debería ser considerado un escritor? ¿Quién publica o quién hace leer sus obras?. La pregunta tiene sentido, porque en muchas ocasiones los bestsellers no atrapan a un lector más exigente hasta la décima página. Más de 120 años después de la fundación de la Casa de Machado de Assis y casi 100 años de la Academia Catarinense de Letras, ya no es posible delegarles la tarea exclusiva de “cuidar la lengua portuguesa” o defender una calidad la educación o las manifestaciones más culturales de este país tan plural y rico. Principalmente en los últimos 20 años, ha crecido mucho el número de Academias de Letras Municipales, entidades que gozan de total legitimidad, ya que, según el artículo primero de nuestra Constitución, la República Federativa de Brasil está constituida por la Unión, los Estados Miembros y el Distrito Federal y por los Municipios. Pero hay otras Casas de Letras muy importantes, especialmente la Academia de Letras do Brasil, fundada en 2001. En Santa Catarina, destacamos tres instituciones de la mayor importancia en la promoción de la cultura y la literatura, a saber: la Academia de Letras do Brasil – Santa Catarina, creada en 2008 y presidida por el ilustre escritor Miguel João Simão; la Academia Catarinense de Letras Jurídicas, concebida y creada en 2013, es presidida desde su fundación por el genial escritor Doctor Cesar Luiz Pasold; y la Federación de Academias de Letras y Artes de Santa Catarina, creada en 2017 por el abogado y escritor Adauto Beckhäuser. No se puede olvidar, todavía, la importancia de varias Academias de Niños y Letras Infantiles, creadas en Santa Catarina en los últimos tiempos, principalmente por el trabajo que desarrollan en el ámbito escolar. Con todas estas instituciones al servicio de la lengua, la cultura y la educación portuguesas en nuestro país, sin costo alguno para el erario público, no sería buena idea que los gobiernos constituidos al menos promovieran la sincronía de las acciones de gobierno con las diversas actividades realizadas por estas entidades? En este sentido, destacamos dos hermosas acciones desarrolladas por la Academia de Letras de Biguaçu. La primera en 2012, con el desarrollo de un Programa de Incentivo a la Lectura y una Olimpiada Cultural, y la segunda en 2017, con un Concurso Literario que culminó con la creación de la Academia de Letras Mirim, acciones realizadas con el apoyo de escuelas de la Municipio. Con esta diversidad de ideas e iniciativas en marcha, surge también la necesidad de adoptar mecanismos de control de las actividades desarrolladas por estas instituciones para no permitir que se banalice el arte de escribir. Con el propósito de mostrar trabajos o satisfacer vanidades, hemos observado algunas acciones o publicaciones muy por debajo del nivel aceptable. Al mismo tiempo, debemos fomentar en la medida de lo posible la aparición de nuevos escritores. Son pocas las personas desinteresadas que logran romper las barreras de las dificultades y, a menudo por su cuenta, iniciar una carrera como escritores. En busca de la protección de la tan denostada lengua portuguesa, necesitamos hacer una verdadera Cruzada Nacional por la mejora constante de la educación, por más apoyo a la producción cultural de calidad y por la democratización de los beneficios de la llamada Ley Rouanet, pulverizando inversiones de manera juiciosa, sin privilegios para unos en detrimento de todos los demás. Hasta ahora, no ha habido un compromiso efectivo con la educación en los gobiernos brasileños. No se ha intentado racionalizar los recursos para lograr mejores resultados. Ya es hora de que hagamos la revolución educativa en Brasil. La realidad es que el arte de escribir ha pasado a un segundo plano en Brasil. La educación tiene que ser una prioridad en cualquier gobierno. Nuestras invaluables riquezas culturales no son valoradas. Nada es más urgente en Brasil que la atención total a la educación. Fomentar la lectura dentro y fuera de las escuelas debe ser una obsesión nacional. La célebre frase de Monteiro Lobato, que dice: “con los hombres y con los libros se hace un país”, no ha sido tomada en serio. La lengua de Camões, a pesar del gran esfuerzo de muchas personas desinteresadas, nunca ha estado tan maltratada. Si bien es posible notar las instituciones literarias comprometidas en “cuidar” efectivamente la lengua portuguesa y fomentar la publicación de buenas obras, las grandes editoriales invierten en producciones artificiales, en biografías de peces gordos o en la traducción de bestsellers consagrados por los medios de comunicación. Con todas estas instituciones al servicio de la lengua, la cultura y la educación portuguesas en nuestro país, sin costo alguno para el erario público, no sería buena idea que los gobiernos constituidos al menos promovieran la sincronía de las acciones de gobierno con las diversas actividades realizadas por estas entidades? En este sentido, destacamos dos hermosas acciones desarrolladas por la Academia de Letras de Biguaçu. Texto: José Braz da Silveira - Abogado, profesor y presidente de la Academia de Letras de Biguaçu. Publicación: William S. Schütz - Escritor, comunicador social y vicepresidente de la Academia de Letras do Brasil - Santa Catarina, Sección Palhoça. Correo electrónico: willianschutz@hotmail.com


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